Historias de encerrados... Pero no de prisión

Hoy compartiré con todos ustedes mi mala experiencia con las cerraduras del cuarto piso del departamento de física.

Estaba en 7° semestre, que fue el semestre del terror para mí, tenía que entregar una tarea de física computacional (matería que descuidé porque electro II y cuántica se llevaban toda mi atención) y por mas que programaba y programaba la cosa esa no salía, en ese entonces tenía un lugar en el cubículo que está en el laboratorio de combustión en el 4° piso de física (que está casi hasta el fondo del pasillo) y ahí estaba tratando de resolver el asunto ese, total que para cuando terminé eran las 10 y media de la noche, salí corriendo del cubículo para encontrarme con un pasillo oscuro oscuro como mi suerte, fui a la puerta principal del edificio y estaba cerrada con llave, las ventanas que podían servir de escape tenían protección y la ventana del otro cubículo al que tenía acceso estaba muy lejos del puente, no tenía saldo en el celular y ese día la banda no se conectó al messenger (gracias banda)... Así que no le jugué al mago y me puse a gritar en la ventana al mas puro estilo de la llorona, ¡¡SÁQUENME DE AQUÍ!! pero solo respondió el viento que azotaba las puertas de los baños y una que otra ventana mal cerrada. Al final me resigné a dormir ahí y pegué dos escritorios a manera de cama y acerqué una computadora a modo de cobija. No había pegado bien la cabeza a la almohada (mi sudadera) cuando me dí cuenta de que tenía hambre... así que asalté el cajón del Dr. Moore (mi compa del cubil) y arrasé con lo que encontré, boings de los chiquitos y barras de all-bran, una vez que comí sentí la necesidad de ir al baño y le dí gracias a Dios de no ser niña, porque entonces eso habría sido un problema mucho mas grave... La noche pasó tranquila y al día siguiente nadie llegó mas temprano que yo, a eso de las 5 y media de la mañana abrieron el edificio y pude ir a mi casa a bañarme...

Y siguiendo el tema... El sábado no fui a la escuela a traer unos artículos que necesitaba para por fin terminar de escribir mi tesis y entonces tuve que ir el domingo (además de que quería darme una vuelta en la bici) en fin, cuando llegué al pasillo del tercer piso (para los que no conocen la facultad el pasillo va por fuera del edificio, es como un puente que comunica el par de escaleras que tenemos ahí) me subí a la bici, total, no había nadie y entonces escuché voces y que golpeaban un vidrio, pensé que me iban a regañar por andar en la bici y eso pero no... Era el verdadero campeón de los encerrados, se quedó ahí la noche del sábado y la mitad del domingo porque cuando llegué ya eran las 12 del día. Fui por un vigilante para que le abriera la puerta y entonces me enteré de que el compa estuvo trabajando el sábado en la escuela y no escuchó cuando cerraron el piso, típico jajaja. Entonces pensé... que bueno que yo tuve a bien quedarme encerrado en miércoles...

Próximamente les contaré mi mala experiencia con la cerradura de mi casa...

6 comentarios:

flotante dijo...

¡Qué cosas!

Al menos había comida, aunque no baño. ¿Cómo exactamente solucionó eso?

Y neta, ¿ahí no espantan? [jeje]

Cuídese...

[pobre tipo aquel]

J.C. Cajas García dijo...

Pues fíjese que no espantan y que las botellas de eopura son una bendición, saludos Don B.

Vigilante dijo...

Dele gracias al Sr. de que no fue ud. el que se quedo en sábado!

Y si se hubiera llenado la botella que hubiera hecho?

Saludos!!

Tania Hernández Gordillo dijo...

Jajajaja, es una buena historia, recuerdo que ya me la habías contado!

Violette dijo...

jajaja, todos recordamos esa historia [la tuya], a veces la cuento a mis compañeros como ejemplo de que sí se puede dormir en la facultad de un día para otro.

Greis dijo...

no cajas!! esos de seguridad son unos culeros!